Ismael Morales López.
Biólogo, especialista en biodiversidad y economía de la energía. Copresentador del podcast "Energía a Granel" y colaborador de "Sígueme la Corriente".
El verano implica vacaciones y mucho calor, sobre todo en amplias regiones de España. Para soportarlo adecuadamente, climatizar el apartamento o la estancia donde vayamos a pasar unos días supone un reto y tiene unas implicaciones para el medio ambiente.
Sin embargo, el uso masivo de sistemas de refrigeración provoca un aumento del consumo eléctrico en determinadas horas del día. Este crecimiento aumenta las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) porque todavía no disponemos de un sistema eléctrico 100% renovable y necesitamos respaldo de los ciclos combinados de gas. Además, se intensifican los efectos de isla de calor urbana, ya que los aires acondicionados disipan y vierten aire cálido al exterior, lo que agrava dicho efecto en grandes ciudades. Es decir, existe tanto un impacto en nuestro bienestar como en el del planeta.
Con el cambio climático, limitar el aumento de temperatura a 1,5°C es crucial. De hecho, el verano de 2023 tuvo varios récords de altas temperaturas. Julio fue el mes más cálido en la tierra desde que existen registros, según el Servicio de Cambio Climático de Copernicus. El aumento de las temperaturas ha incrementado la necesidad de refrigeración en España, como certifica el índice de grados-día de enfriamiento, un indicador con el que el centro Común de Investigación (JRC) y Eurostat miden la demanda energética de los edificios en la Unión Europea. La estadística muestra que la necesidad de uso de aire acondicionado en los edificios en España se ha multiplicado 2,6 veces (+156,6%) en las últimas cuatro décadas, al pasar de los 149,65 grados/día de enfriamiento de 1982 a los 383,95 que se alcanzaron en 2022.
Ahora bien, existen trucos para optimizar el uso del aire acondicionado de forma que reduzcamos los efectos negativos para el planeta, no dispare el gasto de la factura y obtengamos el confort térmico que necesitamos en verano. Lógicamente, el consumo del aire acondicionado varía en función de dónde se ubique tu vivienda, su aislamiento térmico y su orientación, la temperatura que haya en el exterior y la temperatura interior que tú fijes. La localización depende de ti y es el más fácil de gestionar, pidiendo ayuda al técnico de instalación para que lo ubique en la mejor posición posible.
El consumo mensual de un aire acondicionado dependerá, sobre todo, del número de horas que esté funcionando. Por ejemplo, si se tiene un aire que consume 2.000 W y se enciende durante 8 horas al día, el consumo ascenderá a 12 kWh/día, es decir, 360 kWh al mes. Para que nos hagamos una idea, esto supone casi duplicar el consumo de un mes con temperaturas moderadas. Suelen consumir entre 1 y 2,5 kWh por hora, aunque si este aparato funciona en "modo ventilador", el consumo se reduce a unos 750W por hora.
Si todavía no lo has comprado, o quieres renovarlos, recuerda que hay aparatos de refrigeración portátiles o estáticos. Por lo general, un modelo portátil es más económico y fácil de instalar, pero su consumo es mayor. Puedes mirar las etiquetas de eficiencia energética, fijándote en que cuanto más próxima a la A verde, menor consumo de energía por superficie refrigerada.
Para regular la temperatura, debes tener en cuenta la relación entre la temperatura externa y la que has programado en el aire acondicionado. No obstante, se pueden seguir una serie de indicaciones que sirven de ayuda para no tener que estar calculando constantemente el óptimo. En general, puedes programar tu aparato alrededor de 8°C menos que la temperatura exterior. Si hace 35°C fuera, notarás un confort térmico apacible a la temperatura de 27°C, además de a que ahorras electricidad.
Cada grado más de frío supone entre un 7%-10% más del coste de funcionamiento del equipo. Así mismo, es importante destacar que puedes tener conectado el aire acondicionado a una aplicación del teléfono móvil, donde puedes gestionar tanto la temperatura del aparato y programarlo, como la del ambiente del hogar. Además, ten en cuenta usarlo siempre en las horas de máxima calor, entre las 12 y las 18, bajando también las persianas y ventilando siempre que puedas a primera hora de la mañana y ante la llegada de la noche.
Ventiladores de techo como alternativa
Si bien es cierto que el aire acondicionado está más expandido, no quiere decir que sea la única opción para climatizar y enfriar tu casa en verano. Otra alternativa a tener siempre en cuenta es el ventilar de techo con aspas, el cual proporciona una sensación de frescor que suele rondar los 8ºC menos que la temperatura ambiente.
A diferencia de la sequedad que provoca en el ambiente los aires acondicionados al condensar el aire, que en algunos casos es perjudicial para ciertas personas, proporciona un flujo fresco saludable al mover el aire del espacio de una manera más natural.
Por otro lado, consumen hasta un 50% menos de energía que cualquier aire acondicionado, sin contar que funcionan cómo lámparas en algunos casos. Esto se debe a que, incluso a una intensidad baja de rotación, pueden mover el aire lo suficiente para generar una leve brisa que mejore y reduzca la sensación de calor. Para que puedas hacerte una idea, como media, un ventilador funcionando a la velocidad más alta, consumen menos que una bombilla de 100W.
Mucha gente piensa que son ruidosos. En absoluto es así, pero para asegurarte lo principal es tener en cuenta las especificaciones técnicas del producto y la información sobre los decibelios (Db). Actualmente, todos aquellos ventiladores que presenten un funcionamiento inferior a 45 dB se consideran silenciosos. Además, es importante medir bien el espacio para saber el tamaño que puede tener como máximo tu aparato. Si tu habitación tiene más de 15 m², la recomendación es que el ventilador sea mayor de 106 cm.